viernes, 23 de febrero de 2024

Via crucis con María

 



Vía Crucis con la Virgen María

para el año mariano orionita


+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Oración inicial :


Señor, Dios nuestro, que en la bienaventurada Virgen María nos das el modelo del discípulo fiel que cumple tu palabra, abre nuestros corazones para escuchar el mensaje de salvación que, en virtud del Espíritu Santo, ha de resonar en este Via Crucis en nosotros y producir frutos abundantes. Por Jesucristo nuestro Señor .


Que María nos enseña a acompañar a Jesús en este Via Crucis ya nuestros hermanos que sufren en la vida cotidiana: Dios te salve María...



1- Primera estación: Jesús es condenado a muerte

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


La noticia de la condenación de Jesús se ha extendido por toda la ciudad como un reguero de odio. En el Corazón de María ha tenido resonancias de un intenso dolor... y lo que más le acongoja es pensar que nosotros hemos forzado 1a condena con cada cobardía, con cada pecado... Por nuestra culpa, Ella es Madre de un condenado a muerte.

Señora y Madre nuestra, te pedimos perdón, por haber sido la causa de tanta angustia para tu Corazón de Madre. y prometemos consolarte en adelante con nuestra generosidad.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



2- Segunda Estación: Jesús carga con la Cruz

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Es impresionante el abrazo de Jesús con la Cruz. Un abrazo que parece una locura. Su Madre lo divisa asombrada y dolorida. También Ella carga con la cruz, aceptando. Nos cuesta tanto abrazarnos con la cruz de cada día. Si nos acercamos más a nuestra Madre, la cruz nos resultaría más fácil de cargar... Si pensáramos que la cruz que lleva Jesús es la nuestra, seríamos más decididos en aceptar con amor la que ahora cargamos.

Señora y Madre nuestra, danos la fortaleza de los mártires, para ofrecer nuestras vidas por amor.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



3- Tercera Estación: Jesús cae bajo el peso de la Cruz.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Jesús cae derrumbado entre las piedras del camino. Le pesaba mucho nuestra indiferencia y nuestro desamor. Una cortina de mirones tapa la escena a los demás. También a la Madre. Más vale que no lo vea, aunque su corazón está

Atravesado por el dolor. Ella pensaba en mis caídas más profundas.

De aquí en adelante, Madre mía, procuraré mantenerme en pie con la firmeza y la constancia del amor.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



4- Cuarta Estación: Jesús encuentra a su Madre.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


El encuentro de María con Jesús resulta un martirio indecible para ambos. En las desgracias de los seres queridos el amor multiplica el dolor ya su vez, el dolor agranda el amor. Los Corazones de Jesús y de María dialogan en el más sublime de los silencios. En sus miradas hay un brillo singular de amor y de dolor.

Mis pecados, oh Madre, han sido la causa de este momento angustioso, quiero renunciar a todos mis pecados.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



5- Quinta Estación: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


El agotación de Jesús produce una alarma; el desencanto de no poder crucificarle, si muere en el camino. Pero nadie se ofrece para ayudarle. La resistencia de todos para ayudar a Jesús es una ignominia que quema el Corazón de María. La aceptación del Cirineo, aunque forzosa, arranca una mirada de gratitud de los ojos de la Virgen.

Los caminos están abarrotados de hermanos - ¡de cristos!- extenuados. Con mi caridad cordial para con el prójimo, quiero en ade1ante provocar un sentimiento de alivio en el Corazón de mi Madre.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



6- Sexta Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Lo que no se atrevió a hacer ningún hombre, lo hace esta mujer valiente, pisoteando todo respeto humano. El premio no se hizo esperar. Se llevó en paga el rostro de Jesús. Así premia El a los audaces por su amor. El Corazón de María es el tejido finísimo, que refleja perfectamente la imagen de Jesús.

Ya que no somos valientes para alcanzar una visión directa del Crucificado, seamos sensatos para obtener1a en el mejor de los lienzos, el Corazón de nuestra Madre.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



7- Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Jesús ha sucumbido otra vez, sin que la tierra se haya alterado. Toda la conmoción queda para la pobre Madre. Jesús, pisoteado y hundido en la humillación, como un escombro de hombre. La Omnipotencia y el Amor al borde de todas las humillaciones, el Corazón de mi Madre destrozado, para pagar mis rebeldías y pecados.

Que esta nueva caída de Jesús me comprometa a luchar contra el mal en todas sus formas.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



8- Octava Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Cosa admirable que las personas débiles nos den lecciones de valentía. La Virgen se sintió menos sola cuando oyó los sollozos de estas mujeres compasivas. Ellas comprendían mejor que nadie lo que es el dolor de una madre ante la desgracia de un hijo. Jesús no está ensimismado en sus propios dolores y las consuela.

A María, en cambio, no hay quien la consuele. Mi fidelidad a Jesucristo puede ser en adelante su mejor consuelo. Ella lo espera de mí.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



9- Novena Estación: Jesús cae la tercera vez.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Una nueva caída y un nuevo sobresalto para María. Madre deshecha por la debilidad física de su Hijo, y por las, debilidades morales y vergonzosas de sus otros hijos. ¡Si al menos fuésemos tan prontos en levantarnos como Jesús! ¡Pobre madre, llamada a presenciar tantos desfallecimientos en sus hijos! Jesús, forzando y levantándose de nuevo es nuestro Maestro, nuestro Modelo.

La perseverancia, clave de todas las victorias, norma de todas las horas, ha de ser nuestra respuesta al ver a Jesús levantarse con valor sobrehumano.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



10- Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Hay que mirar a este Jesús desnudo, con ojos nublados en llanto. Hay que recogerse junto a María, participando en e1 sentimiento de su pudor y de su amor profanados.

Que nuestra pureza sea la mejor reparación para la humillación de Jesús y para el dolor de María Inmaculada.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



11- Décima primera Estación: Jesús es clavado en la Cruz.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


A la vista de María llega el escándalo de la sangre, entre el fragor de golpes despiadados. Dios clavado en la Cruz, y su Madre en pie, aceptando. Aquí todas nuestras rebeldías se avergüenzan ; nuestras impaciencias se extinguen. Aquí nuestras cobardías y cansancio se sonrojan.

Jesús pontificando en su sacerdocio de Redención. María a su lado, inmolándose con El. Nosotros, abrumados sin comprender este misterio de amor y de dolor.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



12- Décima segunda Estación: Jesús muere en la Cruz.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


Jesús ha consumado su entrega. Antes de morir Jesús nos entrega a su Madre como madre nuestra. Que regalo maravilloso. Todo se ha cumplido. María se une a la entrega de su Hijo: Padre, pongo mi vida en tus manos.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



13- Décima tercera Estación: Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


De los brazos de la Cruz descendieron a los brazos de su Madre. Está todavía en pie la Reina de los Mártires. Y la Madre de Dios, sosteniendo en sus brazos a la víctima divina, es el último toque del Señor para movernos al dolor. Ella llora y nosotros seguimos impasibles. Ella sufre, y nosotros indiferentes. Ella en luto y soledad y nosotros siempre de cara a la frivolidad.

Sepamos consolar a María en su dolor, con nuestra entrega a Dios y nuestro servicio a los hermanos.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.



14- Décima cuarta Estación: Jesús es puesto en el sepulcro.

Te adoramos Cristo y te bendecimos;

Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo


En la misma sepultura se depositaba un cadáver y se plantaba una esperanza. Cuando el sepulcro se tapiaba con la pesadísima losa, se abriría un horizonte de vida para la Madre de los creyentes. Haz, señora, que somos hombres y mujeres de esperanza en medio del dolor y la muerte.


Misericordia, Señor, Misericordia.

Virgen dolorosa, ruega por nosotros.




15-Décimo quinta estación: Jesús resucita glorioso de la muerte.


Junto a María, Madre de la Iglesia, renovamos nuestra fe:

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer El día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.


Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, ha llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor .



Oración final


Que el fruto de este vía crucis sea vivir como hijos de Dios y como hermanos entre nosotros: Padre nuestro…


Señor, Padre santo, que ha establecido la salvación de los hombres en el misterio pascual, concédenos ser contados entre los hijos de adopción que Jesucristo, tu Hijo, al morir en la cruz, encomendó a su Madre, la Virgen María. Por Jesucristo nuestro Señor.


+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


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