Itinerario catequístico
para recibir las indulgencias plenarias en el año mariano orionita
La Iglesia, al conceder las indulgencias, busca ayudar a los fieles a sanar las consecuencias del pecado; y motivarlos a practicar la oración, la penitencia y la caridad. Recordemos que es necesario confesarse y recibir la comunión en los días cercanos.
Este itinerario permite vivir las indulgencias como parte de un proceso de madurez humano cristiano.
Esta guía puede realizarse de manera personal o comunitaria desde el 11 de febrero al 20 de noviembre en todos los templos de la obra Don Orione.
-1ra etapa: al ingresar al templo
Somos templos de Dios. Hagamos silencio para tomar conciencia de la presencia del Señor en nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(silencio...)
-Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
-2da etapa: frente a la Cruz:
Confiando en la misericordia de Dios pedimos perdón y renunciamos al pecado
Hagamos un breve examen de conciencia...
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos ya ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
-3ra etapa: frente a la pila bautismal:
La pila bautismal recuerda nuestro bautismo. R enovamos nuestra fe.
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer El día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
4ta etapa: frente al ambón:
Somos discípulos misioneros que escuchamos y practicamos la Palabra de Dios.
"¡Hágase Tu voluntad! Esta palabra no se puede decir más que a Ti, Dios mío, porque solo a Ti podemos confiarnos plenamente, entregarnos y abandonarnos totalmente. ¡En tus manos, pues, en tus manos, Dios mío!… Trabaja, trabaja este fango, Dios mío, dale forma y después desármalo otra vez, pertenece a Ti ya quien te representa… Sufrido, elevado, abajado, útil para algo o inútil a todos, yo te adoraré siempre y será siempre tuyo, ¡Dios mío! ¡Nadie me separará de ti! En las alegrías y en los dolores seré siempre tuyo, dulce amor mío, Jesús. Solitario e ignorado como la flor del desierto, errante como el pájaro sin nido, siempre, siempre, Señor y amor suave de mi. alma, saldrá de mis labios la palabra obediente de aquella que me ha dado por Madre: ¡Hágase! ¡Hágase! ¡Hágase en mí según tu palabra!". (Don Orione)
5ta etapa: frente al Sagrario:
La comunión con Jesús en cada Eucaristía nos compromete a vivir según las enseñanzas del Padrenuestro:
Presentamos al Señor nuestras intenciones...
-Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; Hazse tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
6ta etapa: frente al icono de María Madre de Dios:
Nos abandonamos en las manos de María, madre de Dios, madre de la Divina Providencia y madre nuestra.
Salve, santa Madre de Dios, Madre de la Divina Providencia y Madre nuestra. Recurrimos confiados a Ti, compasiva y misericordiosa, omnipotente en el corazón de tu Hijo Jesús. Madre, ¡incluso a cuidarnos! Aquí estamos: toma la llave de nuestro corazón; Ven a guiar, proteger y defender nuestro hogar, la Iglesia y el mundo entero. María, danos un ánimo grande y generoso, paciente en la prueba, fuerte en la esperanza, apasionado en el amor a Dios ya los hermanos. Santa Madre, acuérdate de nosotros ante Dios. María, acompaña los pasos de nuestra vida hasta el Cielo, cercanos a Ti, siempre con Jesús, siempre contigo. ¡Santa Madre del Señor! Amén.
-Dios te salve, María, llena eres de gracia; El Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
7ma etapa: frente a la imagen de
San Luis Orione:
Con Don Orione, caminamos juntos, fieles al Papa y como servidores de los más desamparados. Oremos por el Papa Francisco.
“…Madre, desciende y ven a nosotros, corre, pues el tiempo es breve. Ven e infúndenos una profunda vena de vida interior y de espiritualidad. Haz que arda nuestro corazón del amor de Cristo y de Ti: haz que veamos y sirvamos en los hombres y mujeres a Tu Divino Hijo. Que en humildad, en silencio y con fervor incesante conformamos nuestra vida a la vida de Cristo, que lo sirvamos en santa alegría, y en gozo de espíritu vivamos nuestra parte de herencia del Señor en el Misterio de la Cruz. ¡Vivir, palpitar, morir a los pies de la Cruz o en la Cruz con Cristo! A tus pequeños hijos danos Madre, amor, amor; Ese amor que no es de la tierra, que es fuego de caridad y locura de la Cruz. Amor y veneración al Papa ya la Iglesia; amor a la Patria, amor purísimo a los niños, huérfanos y abandonados; amor al prójimo, particularmente a los hermanos más pobres y doloridos; amor a los desamparados, a aquellos que son considerados deshechos de la sociedad; amor a los trabajadores más humildes, a los enfermos, a los abandonados, a los más infelices, a los olvidados; amor y compasión para todos, a los más lejanos, a los más culpables, a los enemigos, a todos… y amor infinito a Cristo… Así sea (Don Orione)
Hagamos un compromiso personal para practicar en estos días alguna de las obras de misericordia…
-Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
-Santa María Madre de Dios,
Madre de la divina Providencia,
ruega por nosotros.
-San Luis Orione, ruega por nosotros.
-En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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