Salve, santa Madre de Dios, Madre de la Divina Providencia y Madre nuestra. Recurrimos confiados a Ti, compasiva y misericordiosa, omnipotente en el corazón de tu Hijo Jesús.
Dios te salve Maria…
Madre, ¡ven a cuidarnos! Aquí estamos: toma la llave de nuestro corazón; ven a guiar, proteger y defender nuestro hogar, la Iglesia y el mundo entero.
Dios te salve Maria…
María, danos un ánimo grande y generoso, paciente en la prueba, fuerte en la esperanza, apasionado en el amor a Dios y a los hermanos.
Dios te salve Maria…
Santa Madre, acuérdate de nosotros ante Dios. María, acompaña los pasos de nuestra vida hasta el Cielo, cercanos a Ti, siempre con Jesús, siempre contigo. ¡Santa Madre del Señor! Amén.
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