“San Pablo escribe: Les voy a mostrar un camino más excelente (1 Cor 12, 31). Hay un sentido preciso en el que estas palabras se pueden aplicar también a María: les voy a mostrar un camino más excelente: ¡María! Sólo Jesús, como bien sabemos, es el camino verdadero; María es simplemente «el camino más excelente» para ir a Cristo, o, mejor, con el que el Espíritu Santo nos conduce a Cristo. El camino más excelente, en el sentido de que es el más accesible, el más cercano a nuestra situación, habiendo caminado también ella, igual que nosotros, en la fe, en la esperanza y en la caridad. María forma parte del gran camino que es la Palabra de Dios; y es una palabra en acción, o, mejor, una palabra de carne y hueso. “Precisamente porque María forma parte de la Palabra de Dios, podemos aplicarle a ella cuanto se lee en el profeta Isaias, como si Dios mismo dijese de ella: Este es el camino, caminen por el (Isaias 30,21) “San Bernardo decía que María es la “calzada real” por la cual Dios ha llegado hasta nosotros y por la cual nosotros podemos ir hacia El. La calzada real, en la antigüedad, era aquel camino particularmente bien cuidado, particularmente recto y ancho, que debía servir para que pasara el rey o el emperador cuando visitaba la ciudad”.
(P. Raniero Cantalamessa; María espejo de la Iglesia, Edicep Valencia 1998, pag 253)
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